Elementos
Constitutivos del Poema
Elementos
externos del poema
Consideramos, entre ellos: el ritmo, la rima, el verso y la
estrofa.
A veces, como lector de
poesía, puedes correr el peligro de contentarte nada más que con una pasajera
emoción y el agrado de las cualidades melódicas de los versos. En tu sensibilidad
y capacidad de deleite estético, se produce, entonces, una modorra, como un
dormirse acompañado de una dulce melodía mozartiana. Y te quedas ahí, un poco
al lado de afuera de la poesía. Decimos peligro, porque, al encontrarte después
con una obra sin las hechuras del verso tradicional (ritmo marcado o puramente
externo, rima invariable, métrica fija), puedes asustarte y retroceder ante la
aparente dificultad.
Gustavo Adolfo Bécquer
diría que te quedas con la "poesía que tiene un valor dado... la poesía de
todo el mundo..." No con aquélla' 'que carece de medida absoluta...",
"la poesía de los poetas".
De aquí deriva, pues, la necesidad de
que te informes y aprendas a conocer y reconocer la presencia de los distintos
elementos que forman parte integral de un poema. Estos elementos técnicos y/o
caracteres suelen llamarse "recursos" (en el sentido de bienes,
medios, acervo; por ejemplo: "los recursos minerales del país").
Estos recursos pueden ser accidentales o externos (como la rima, el verso, la
estrofa, etc.) o sustantivos, creativos (como la imagen, la metáfora, el símbolo,
etc.). Todos son parte ajustada e integral del poema que trae su propia ley o
norma interna, "superior, válida para cada obra de i arte
individual", como afirmaba F. Benito J. Feijoo.
Tanto el ritmo externo, marcado por los
"1os acentos, como la rima y la métrica o medida, pueden faltar en un
poema. No son elementos consustanciales a la poesía, pero ayudan a estructurar
el lenguaje poético: le confieren virtudes musicales e incluso visuales, sonoridad
y existencia imaginativa. Si están presentes en una obra, quiere decir que son
necesarios y que provienen de su interior.
A) El Ritmo. El vocablo proviene del verbo
griego "rhein", fluir. Suele tomarse como sinónimo de cadencia,
armonía. Sin embargo, J. Pfeiffer distingue entre el ritmo como "una
especial tensión y vibración interior" y; la cadencia métrica, determinada
por los acentos. En efecto, esa cadencia
sonora puede ser la misma en distintos versos, casi un esquema transferible.
Pero el ritmo interno, que es el reflejo de un temple o estado de ánimo humano
individual, es intransferible. Un poeta no podría continuar el poema de otro
poeta. Así, se nos aparecen muy distintos poemas que tienen una misma estructura
métrica y acentual. Por ejemplo:
"Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!"
(Gustavo A. Bécquer)
"¿Para qué llamar caminos
a
los surcos del azar...?
Todo el que camina anda,
como Jesús sobre el mar". (Antonio
Machado)
Los versos de cada ejemplo son octosílabos
con acento necesario en la 7a sílaba. '''En cuanto armonioso sucederse de fenómenos
producidos periódicamente, es decir, repetidos a intervalos más o menos regulares,
el ritmo existe en todo lo creado, En el universo, por caso, hay un ritmo
temporal: día-noche; luz-sombra; primavera-verano-otoño-invierno. Hasta en
nuestra sangre. Justamente, la carencia dé ritmo en su fluir (pulso) se llama
arritmia. El ritmo no es característico sólo de la poesía o de la música
(sonoridad de los acentos, tiempos, silencios o pausas). Hay también ritmo
visual. Observa, si quieres comprobarlo, algunas composiciones de la pintura,
la escultura, la arquitectura, el ballet, atendiendo a colores, formas,
figuras, volúmenes, movimientos (cerros, árboles, olas, grecas, etc.)
En el verso castellano, desde el ángulo
de su percepción auditiva, el ritmo se produce por la disposición y repetición
del acento a intervalos regulares. Esta regularidad acentual distingue al verso
de la prosa; lo que no significa que ella no esté sujeta también a su propia
cadencia y sonoridad. Según la distribución del acento, se producen grupos de
sílabas o cláusulas rítmicas. Sólo hay tres posibilidades: el acento cae cada
dos, tres o cuatro sílabas: ritmo binario, ternario y cuaternario,
respectivamente, muy escaso este último, llamado también "peánico"
Tres observaciones importantes:
En primer lugar, ten presente que ahora
hablamos de verso, rima, acento, etc., y no de la calidad poética de los versos
y/o estrofas propuestos como ejemplos. Luego nos referimos a la importancia o
naturaleza del acento dentro del verso.
En la formación de las cláusulas rítmicas,
"no todos los acentos son necesarios o constituyentes:
"Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana..."
(Rubén Darío)
Para obviar la monotonía o sonsonete, se
evitan algunos o se ponen acentos auxiliares del ritmo. En El Ruego de Gabriela
Mistral, son necesarios nada más que el acento de la 6a y 13a sílabas. Sin
embargo, tú puedes encontrar otros acentos como: Señor, sabes, encendido,
seres, vengo, panal, etc.
"Señor, tú sabes cómo con encendido
brío,
por los seres extraños mi palabra te
invoca.
Vengo ahora a pedirte por uno que era
mío,
mi vaso de frescura, el panal de mi boca."
Norma
del Acento Final:
En tercer lugar, veamos la norma del acento final. En los versos se cuenta una
sílaba métrica más después del último acento. Según el acento final, a los
versos que terminan en palabra aguda o monosílabo, se les cuenta una sílaba
métrica más; los terminados en palabra grave quedan con su número igual de sílabas;
a los que terminan en esdrújulas se les resta una sílaba, y en sobresdrújulas,
dos. Ejemplo:
"Y-di-ce-cón-ta-me-lo 7-2=5
sua-cen-to- lú-gu-bre 6-1=5
yen-to-neal- him-no 5-0=5
la-dul-ce-voz" 4+1=5
3. Los tratadistas llaman verso
masculino al que termina en sílaba acentuada (palabra aguda o monosílaba) y
verso femenino al que concluye en sílaba no acentuada.
B)
La Rima.
Este recurso puede faltar en el verso (verso libre y verso blanco) y suele
aparecer en la prosa. No es, por tanto, esencial. Sin embargo, al igual que el
ritmo, sirve para dar estructura, existencia singular y sonoridad al verso. Ya
en 1492, el autor de la primera Gramática Castellana, Elio Antonio de Nebrija,
decía a este propósito: "el que oie no mira lo que se dize: antes como en
suspenso, esperando el consonante que se sigue". Ritmo y rima acercan y
emparentan -en la modulación y armonía- a la poesía y la música. Los sonidos
que retornan después de cada verso son como notas y/o tiempos de una melodía:
"Y así, aspirando al cielo
y
aspirando a la tierra, y aspirando
a
la quietud y al vuelo,
en este inquieto viaje,
me siento derribar de cuando en cuando
por el contrario oleaje..." (Diego Dublé
Urrutia)
"El Arcángel San Gabriel,
entre azucena y sonrisa,
biznieto de la Giralda,
se acercaba de visita.
En su chaleco bordado
grillos ocultos palpitan.
Las estrellas de la noche
se volvieron campanillas."
(Federico García Lorca)
La definición tradicional dice que llamamos
rima a la igualdad o semejanza que se
produce en los sonidos finales del verso.
Relee y "oye" el primer
fragmento: de inmediato podrás reparar en la rima: cielo -vuelo; aspirando -
criando; viaje - oleaje. Esta igualdad
de los sonidos finales a partir de la última vocal acentuada, se llama rima
consonante o perfecta (en el sentido de completa).
En el fragmento del romance lorquiano,
verás que las palabras sonrisa-visita-palpi-tan-campanillas tienen iguales la
vocal acentuada i y la final a. Esta
segunda forma de rima se llama asonante o vocal.
Según su distribución en los versos de
la estrofa, la rima puede ser:
pareada, alterna, cruzada, encadenada,- interpolada, interior, etc. Solamente
algunos ejemplos muy explicativos:
1. pareada (a/a):
"La
primavera ha venido;
nadie sabe cómo ha sido".
(Antonio Machado)
2. alterna (a/b/a/b):
"Que eres loba de mar y remadora,
Virgen del Carmen, y patrona mía,
escrito está en la frente de la aurora,
cuyo manto es el mar de mi bahía".
(Rafael Alberti)
3. cruzada (a/b/b/a):
"Que eres mi timonel, que eres la guía
de mi oculta sirena encantadora,
escrito está en la frente de la prora
de mi navio, al sol del mediodía".
(Rafael Alberti)
4. encadenada (a/b/a – b/c/b – c/d/c - etc.)
"El moribundo rostro de tu pena
se hiela y desenlaza grado a grado
sin su labor de sol y de colmena.
Como una buena fiebre iba a tu lado
como un rayo dispuesto a ser herida,
como un lirio de olor precipitado.
Y sólo queda ya de tanta vida
un cadáver de cera desmayada
y
un silencio de abeja detenida.
¿Dónde tienes en esto la mirada
si no es descarriada por el suelo,
si no es por la mejilla trastornada?"
(Miguel Hernández)
C)
El Verso.
En latín, versus significa "par de surcos", el movimiento de ida y
vuelta ejecutado por el labrador al arar la tierra. Esto indica que el verso
exige una continuidad. Dentro de la estrofa o el poema, el verso es la primera
unidad ordenada, "sujeta a medida y cadencia". Aunque se dice que algunos
títulos de muchas obras equivalen a un verso, a un verdadero poema, por las sugerencias
emocionales y las vivencias rítmicas que evocan, lo cierto es que cada verso
pide la repetición, la continuidad del movimiento, es decir, el verso viene
encadenado hacia el todo, sea la estrofa o el poema.
Según la métrica tradicional, el orden del
verso exigía un determinado número de sílabas y éstas fijaban el nombre de los
versos:
De dos
sílabas = bisílabos
De tres
sílabas = trisílabos
De cuatro
sílabas = tetrasílabos
De cinco
sílabas = pentasílabos
De seis
sílabas = hexasílabos
De siete
sílabas = heptasílabos
De ocho
sílabas = octosílabos
De nueve
sílabas = eneasílabos
De diez
sílabas = decasílabos
De once
sílabas = endecasílabos
De doce
sílabas = dodecasílabos
De catorce
sílabas = alejandrinos
castellanos
Los bisílabos y trisílabos son muy
escasos. Dos ejemplos:
"Noche
triste,
viste
ya,
aire,
cielo,
suelo,
mar."
(Gertrudis Gómez de Avellaneda)
"Suspira
la lira
que hirió
en blando
concepto
del viento
la voz."
(José Espronceda)
Según
la medida, los versos eran llamados de arte mayor (de más de ocho sílabas) y de
arte menor. Los
primeros se llamaban también compuestos, ya que, generalmente, estaban formados
por dos o tres versos menores. Por caso, un decasílabo, por dos pentasílabos, o
un dodecasílabo, por cuatro pies trisilábicos.
Atendiendo al ritmo, los versos estaban
constituidos por cláusulas rítmicas: Veamos el siguiente cuadro-resumen:
Ritmos
bisílabos:
trocaico (´--/--/):
"Tengo, tengo, tengo / tú no tienes
nada / tengo tres ovejas..."
yámbico (--'/--):
"Serénate, alma mía..."
Ritmos
trisilábicos:
dactílico (- - - /---/-.. /):
"Suban al cerco de Olimpo luciente..."
anfibráquico (---/--'-/.-' ./): "Ya
se oyen los claros clarines..." "Cantemos la gloría / del triunfo
marcial..."
anapéstico (---/---/--.-/ -): "Esas
galas ¡oh, Patria!, esas flores..."
Para medir el verso, necesitas, primeramente,
tener buen oído y, luego, recordar algunas normas como la citada ley del acento
final y los efectos métricos que producen la sinalefa, el hiato, la sinéresis y
la diéresis.
Sinalefa:
es la
agrupación en una sílaba métrica de dos o más vocales pertenecientes a palabras
distintas. Cuando una palabra termina en vocal y la palabra siguiente comienza
con vocal, generalmente, las vocales se unen por razones fónico-rítmicas en una
sílaba métrica. Puede haber sinalefa incluso cuando las palabras
están separadas por un signo de puntuación.
Ej. "Pasóel amor, la lunaen tre
nosotros...”
Hiato: consiste, pues, en la pronunciación en
dos sílabas diferentes la vocal final de una palabra y la vocal inicial de la
palabra siguiente. El hiato es frecuente cuando la vocal
inicial de palabra lleva acento de intensidad rítmico, especialmente en el caso
de la penúltima sílaba del verso.
Ej. "Lahalla la luna
No sa-be que es a-mor quien no te a-ma
Los ejemplos anteriores te muestran cómo
la sinalefa y el hiato unen o separan sílabas (hacen o deshacen diptongos)
entre dos palabras. Los mismos efectos los producen la sinéresis y la diéresis,
dentro de una misma palabra.
Sinéresis: es la unión en
una sílaba de dos vocales fuertes que gramaticalmente pertenecen a sílabas
diferentes. Mientras la diéresis es un recurso culto que produce
una pronunciación anómala, la sinéresis se aproxima más al
leguaje popular relajado. Su uso es infrecuente.
Ej. "que apenas creoyo..."
Del ge-nio la_au-reo-la
ra-dian-te su-bli-me
Diéresis: es, pues, la separación de las
dos letras de un diptongo en dos sílabas para los efectos de la medida de los
versos. La diéresis implica una ruptura en la pronunciación
normal de una palabra, por lo que coloca especial énfasis en dicha palabra. Su
uso no es frecuente en poesía. Se señala colocando una diéresis, dos puntos
(ï-ü), sobre la vocal afectada.
Ej. "la del que huye del mundanal
ruido..."
Cuan-to más dí-a de jü-i-cio se_ha-lle
D)
La Estrofa.
Todos estos conceptos y definiciones usuales han variado con la evolución de la
propia creación literaria. Las artes literarias crecen y crean al margen de las
reglas y las preceptivas. Todo cambio profundo significa una revolución y
abolición de muchas normas. Piensa, por caso, en la poesía de los Siglos de
Oro, la del Modernismo y movimiento ulteriores.
La poesía de nuestro tiempo sobrepasa
los límites normativos y sólo pide:
"Que el verso sea como una llave
Que abre mil puertas..."
(Vicente Huidobro)
Esto no significa olvido o menosprecio
de los grandes poemas y formas clásicas. No hay poeta actual, por grande o
ultramoderno que sea -aunque utilice el verso libre o el blanco o novedosas y
renovadas combinaciones, aunque haya abolido las estructuras del verso y la
estrofa-, que no acuda, a veces, al verso y la estrofa tradicionales. Entre
nosotros, por ejemplo, lo mejor de la poesía de Pedro Prado está escrita en
perfectos pareados o en sonetos, y Neruda escribió un libro entero: Cien
Sonetos de Amor. Por otra parte, con el desarrollo de las diversas especialidades
de las ciencias literarias y del lenguaje, han aparecido nuevos modos de interpretación,
análisis y acercamiento, apoyados por la lingüística, la fonética, etc. Hasta
por la computación. Una égloga de Garcilaso ya no es "regular" -dicen
algunos-, porque está compuesta de endecasílabos y heptasílabos de distinta
frecuencia rítmica.
El verso -hemos dicho- exige continuidad.
Su integración en una unidad o estructura superior y más compleja es lo que llamamos
estrofa, la cual puedes reconocer, incluso, por su disposición tipográfica:
Algunas de las más primitivas estrofas
están en las tiradas del Poema de Mío Cid. Luego hay estructuras más rígidas,
como la del tetrástrofo alejandrino o cuaderna vía, usada por los clérigos en
su Mester {Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo).
Las normas de la métrica clásica dividen
las estrofas en monosilábicas o
isosilábicas y polisilábicas o anisosilábicas. Dicho de un modo más simple:
o las estrofas están formadas por versos que tienen igual número de sílabas o
por versos de distinta medida. Algunos ejemplos de estrofas isosilábicas:
1. Dístico o pareado:
Dos versos que riman entre sí:
"Con el don impreciso de la luna en
el día,
esperaba la pena para dar
compañía".
(Pedro Prado)
2. Terceto:
Estrofa de tres versos, generalmente
endecasílabos, que riman: primero con tercero y el segundo con primero y
tercero de la estrofa siguiente: a-b-a; b-c-b... La composición escrita en tercetos
debe terminar en un cuarteto serventesio. Por ejemplo, la famosa Epístola moral
a Fabio concluye así:
"La codicia en las manos de la
suerte
se arroja al mar, la ira a las espadas,
y
la ambición se ríe de la muerte.
Y no serán siquiera tan osadas
las opuestas acciones, si las miro
de
más ilustres genios ayudadas?
"Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
de cuanto simple amé; rompí los lazos.
ven
y verás al alto fin que aspiro,
antes que el tiempo muera en nuestros
brazos".
(Anónimo sevillano)
3. Las estrofas de cuatro versos:
Son de distintos tipos. Veamos algunos:
a)
Cuaderna vía: cuatro versos
alejandrinos monorrimos. (Ej.: Milagros de'Nuestra Señora, de Gonzalo de
Berceo.)
b)
Cuarteto
alejandrino:
cuatro versos de catorce sílabas con rima a-b-a-b; a-b-a-b:
"Señor, ya me quitaste lo que yo
más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón
clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la
mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el
mar".
(Antonio Machado)
c) Cuarteto: cuatro versos
endecasílabos con rima a-b-b-a.
d) Serventesio: Cuatro versos
endecasílabos con rima a-b-a-b.
e) Redondilla: Es igual al cuarteto,
pero en versos octosílabos:
"Y advierte que mi pasión
se puede tener por cierto,
que es decir ausente y muerto,
dos veces una razón"
(Francisco Quevedo)
f) Cuarteta: Es igual al serventesio, pero
en octosílabos:
"Y cuando sobre los piques
de los rotundos faldeos,
iban los viejos caciques
a contemplar los rodeos". (Carlos
Pezoa Veliz)
g) Estrofa sáfico-adónica: Está compuesta
de tres endecasílabos y un pentasílabo. "Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando".
(E. M. de Villegas)
(Hay un poema de Neruda en esta estrofa:
Angela adónica).
5. Quintilla: Cinco versos octosílabos que riman 1-3-5
y 2-4:
Yo vine donde al volver
será morir y acabar,
y
vi donde el mismo ver
fue ocasión para cegar
y gloria del padecer." (Francisco
Quevedo)
5. Sextina:
Estrofa de seis versos endecasílabos o
bien de arte menor. Tiene diferentes formas en cuanto a distribución de la
rima. Rubén Darío las compuso en verso alejandrino. Es muy conocida la usada en
Martín Fierro:
"Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que le desvela
una pena extraordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela." (José
Hernández).
6. Soneto:
Composición estrófica compuesta de dos cuartetos
y dos tercetos. Desde su origen italiano, se compuso en verso endecasílabo.
Poetas modernos (Darío, G. Mistral, etc.) han utilizado a veces el alejandrino
castellano:
"¿Por qué, decidme, hacia los altos
llanos
huye mi corazón de esta ribera,
y
en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?
Nadie elige su amor. Llevóme un día
mi destino a los altos calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares
.
De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,
una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del
Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!
(Antonio Machado)
7.
Octava real u octava rima:
Ocho versos endecasílabos. Riman entre
sí los versos pares, los impares y los dos últimos: a-b-a-b-a-b-c-c-
"Movióla el sitio umbroso, el manso
viento,
el suave olor de aquel florido suelo.
Las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo.
Secaba entonces el terreo aliento
el sol subido en la mitad del cielo.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba."
(Garcilaso de la Vega)
8. Romance:
Está compuesto por un número indefinido de
versos octosílabos con rima en los versos pares. Si los versos tienen menos de
ocho sílabas, se llama romancillo:
"Arcoiris, choapino,
maestro de la pirueta,
elefante diminuto,
caballito de madera;
al huir de nuestras manos
que te ceñían la cuerda,
en la fiesta semejabas
un carrusel de banderas.
Trompo de siete colores,
mi corazón te recuerda
y
en su automóvil de sueños
a
contemplarte regresa.
¡Y qué suavidades tiene
la ruta que el alma inventa
para volver a la infancia
que se quedó en una aldea".
(Alejandro Galaz)
9. Letrilla:
Consta de un número indefinido de versos
de arte menor, con rima asonante. Termina con estribillo (subrayado en el
ejemplo):
"Lloraba la niña
y tenía razón
la prolija ausencia
de su ingrato amor.
Dejóla tan niña,
que apenas creo yo
que tenía los años
que ha que la dejó.
Llorando la ausencia
del galán traidor,
la halla la Luna
y
la deja el Sol,
añadiendo siempre
pasión a pasión,
memoria a memoria,
dolor a dolor.
Llorad, corazón,
que tenéis razón". (Luis de
Góngora)
Veamos
ahora estrofas anisosilábicas:
1.
Estrofa de pie
quebrado:
coplas de pie quebrado constan de 6 versos de arte menor: 4 octosílabos y 2
tetrasílabos: a-b-c-a-b-c. El mejor ejemplo, las coplas dobles de pie quebrado
de Jorge Manrique.
2. Lira: Versos endecasílabos y heptasílabos.
Admite diversas formas rítmicas. La creada por Garcilaso es de 7-11-7-7-11, con
rima a-b-a-b-b. Fue la estrofa preferida de Fray Luis de León.
"Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la irá
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento..."
(Garcilaso de la Vega).
Canción: En cuanto
estrofa, presenta versos endecasílabos y heptasílabos. En un poema escrito en esta
estrofa, la primera es libre, pero todas las demás deben ser iguales a la
primera.
4. Cueca chilena: Es una
seguidilla, 8 versos heptasílabos y pentasílabos. El quinto es la repetición
del cuarto más la palabra "sí".
"Puede ser un obispo,
puede y no puede,
puede ser sólo el viento
sobre la nieve;
sobre la nieve, sí,
madre, no mires,
que viene galopando Manuel Rodríguez."
(Pablo Neruda)
Estos son algunos ejemplos de la versificación
tradicional. La poesía moderna y la contemporánea realizaron un cambio total en
la concepción y las formas poéticas.
Diversas Clases de Poemas Líricos.
a.
El Himno: Es un canto de
homenaje y alabanza. Por ello, tiene un tono solemne y elevado, en estilo más
bien apostrófico. Además, un carácter colectivo, de participación comunitaria.
Históricamente, aparece antes que otras manifestaciones poéticas. En todas las
civilizaciones y principalmente en la griega, era un canto en homenaje a los
dioses, héroes que representaban poderes o virtudes superiores, como todavía
puede apreciarse en la literatura religiosa. Por ejemplo, el Te Deum Laudamus
(a Ti, oh Dios, Te alabamos). Los himnos fueron siempre un canto de
participación religiosa o de celebración de fiestas paganas (juegos olímpicos,
por ejemplo). Actualmente, los poderes o valores a los cuales se ensalza son de
otro orden: la patria, la cordillera, el árbol, la paz, etc.
b.
El Epinicio: Es una
modalidad del himno que pertenece a la lírica coral, pues combinaba la creación
literaria con la danza y el canto. Píndaro (518-438 a.C), el más grande poeta
de la lírica coral, componía no sólo la poesía y la música, sino también la
coreografía. La oda epinicio era un canto en honor a los campeones olímpicos.
Píndaro compuso variadas formas: himnos, peanes, cantos de procesión, de
alabanza o panegíricos, etc., y empleó abundantemente la metáfora.
c.
El Ditirambo: Es un poema de
mayor exaltación y de entusiasmo casi carismático. Su irregularidad formal se
atribuyó a ese ímpetu y vehemencia. Se caracteriza, además, por el predominio
de una actitud apostrófica exaltada. Está ligado a los banquetes y fiestas
dionisíacas o báquicas.
d.
La Oda: Se origina en
asuntos o gérmenes externos al "yo". En ella, el "tú" no se
identifica con poderes sagrados, sino que está más cerca del hablante lírico;
se hace más accesible a la contemplación. La oda expresa entusiasmo, adhesión,
alabanza, admiración. Por ejemplo: Oda a la Alegría, A la música de Salinas, y
cualquiera de los cientos de odas de Pablo Neruda. Existe una gran variedad
temática: odas religiosas, cívi¬cas, filosóficas, heroicas, etc.
e.
La Canción: Este tipo de poema lírico presenta
también una variedad de formas.
No debes confundirlo con una clase de estrofa
tradicional en versos endecasílabos y heptasílabos. Es difícil definirla, por
la diversidad de asuntos que la inspiran. Presenta dos aspectos: el popular y
el culto.
La
Canción Popular:
Nace en forma espontánea, anónima, breve, vivaz, como un reflejo del alma del
pueblo. En la poesía española hubo canciones de primavera, vaqueiras, cantigas
de amor, de serrana, etc. Por su riqueza, variedad y vigor, influyeron en el
romancero, en la lírica culta y en el teatro.
La
Canción culta:
Tampoco puede enmarcarse en caracteres fijos. El nombre de canción proviene de
la "canzone" italiana introducida por Petrarca de los trovadores provenzales.
El tema común fue, inicialmente, el amor. En España, la introdujo Garcilaso, tal
como ya te hemos dicho. Y casi sin excepción, todos los poetas han escrito
canciones: de amor, de olvido, de cuna, de negros, de angelito.
f.
La Egloga: Se caracteriza por el tono y
asunto bucólicos. El tema pastoril y la idealización de la naturaleza son universales.
La tendencia a una vida natural procede de la Antigüedad clásica. Así, este
tipo de canción sentimental procede de ejemplos de esa época.
Antes de su introducción como poema lírico,
la égloga aparece relacionada con el teatro (Eglogas de Juan del Encina), en
obras protagonizadas por pastores rústicos. En cuanto canción lírica, la égloga
conserva un atisbo de lenguaje dramático y contiene unos personajes -símbolos
estilizados de pastores- que encarnan las peripecias amatorias. El gran creador
de la égloga en España fue Garcilaso.
g.
La Elegía: Es un poema de
tono nostálgico, el sentimiento o germen más fecundo de la poesía universal.
Todo poema es, en el fondo, nostálgico, en cuanto es una evocación. Nostalgia
viene de "nostos" = el regreso, lo lejano, lo perdido o no presente,
y de "algos" = dolor (neuralgia, cefalalgia). El contenido del poema
elegiaco se tiñe de melancolía, aunque no necesariamente de lamento o llanto
por la muerte de alguien. Algunas elegías anuncian directamente una queja
lúgubre en su título: Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía, de García
Lorca. La elegía muy cultivada en nuestro tiempo, ha evolucionado desde el
canto fúnebre hasta su libre forma actual: cualquier poema que expresa
amargura, mesticia, desconsuelo, evocación de una felicidad ida, la infancia,
los sueños, los hermosos años verdes, etc., tiene el tono y el carácter de elegía.
h.
La Epístola: Como su nombre
lo indica, esta clase de poemas es una carta lírica en verso; es un envío. El
poeta se dirige a un amigo para confesarle problemas, pesares, para hacer
hondas reflexiones religiosas o morales. Generalmente, la epístola se escribe
en tercetos endecasílabos con rima encadenada y tiene un reposado tono
filosófico o melancólico. Casi todos los grandes poetas clásicos españoles
compusieron epístolas.
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