sábado, 9 de abril de 2011

variables linguisticas primero medio 4

VISIÓN TRIPARTITA DEL LENGUAJE

                    LENGUA  Sistema abstracto, compartido por los hablantes, código de                    comunicación, materializado en un idioma. Por ejemplo, el español

                    NORMA Variante funcional de la lengua, compartida por una comunidad, dadas las circunstancias concretas de la comunicación. Por ejemplo, el español de Chile, según se habla en el año 2003, en el estrato culto y con un estilo informal.

                  HABLA  Realización concreta y particular de la lengua, con infinitas posibilidades de variación. Por ejemplo, "hola, comostái
.
".
1. LENGUA O SISTEMA
Es el sistema de signos que usamos como código para comunicarnos y como “plantilla” de configuración de la realidad. La lengua es un “órgano” que se desarrolla en el recién nacido y que ya ha alcanzado su total madurez alrededor de los 3 ó 4 años, mediante un desarrollo cognitivo y la adquisición de uno o más idiomas.

La lengua es una realidad social, culturalmente definida.
Constituye la manera como cada grupo cultural hace propia la comprensión lingüística y enfatiza aspectos de la realidad que les son significativos. Se dice que en la lengua quechua hay más de cien palabras para referirse a la papa. Este tubérculo es un sustento importante para ese grupo cultural, por tanto, en su lengua el significado de esta palabra debe ser muy preciso y aplicado a múltiples aspectos de su vida cotidiana.

NORMA
La lengua tiende a ser conservadora y homogénea, ya que, de no ser así no podríamos entendernos. Sin embargo, la lengua cambia, aunque nunca esos cambios son tan determinantes como para que los hablantes no se entiendan entre sí. Cuando esto empieza a suceder, significa que, una variante empezaría a tener sus propias reglas independientes y, por tanto, empezaría a adquirir la categoría de una lengua, como ocurrió con el español, que originalmente era sólo una variante del latín. Alguien puede decirme “Hola, cómo estás”, “Quiubo”, “Buenos días, cómo está”, “Vale, cómo estáis”, “Hola broder, qué onda” o “Buen día, cómo está usted”. Surge entonces una pregunta que ha marcado el estudio del lenguaje durante decenas de siglos: Habiendo tantos modos distintos de decir las cosas ¿cuál es la forma correcta? ¿Cuál es la norma o lo “normal”?
La respuesta es clara: hay tantas normas como variantes funcionales de la lengua. Vale decir, un enunciado será “correcto” según la variante que esté utilizando. Cada uno de nosotros maneja varias normas, que son “correctas” en su determinado ámbito. No sería adecuado hablarle a un niño como si fuera adulto ni sería adecuado corregir a los rioplatenses que digan “vos tenés”, si en su ámbito de comunicación eso es lo normal.

Los factores de variación de la lengua, que determinan las normas, son los siguientes:

a) Tiempo (variación diacrónica)
La lengua cambia con el paso del tiempo. Hay lugares donde el cambio es más lento (sectores rurales y aislados), y hay grupos culturales que pretenden impedir que ocurra esta variación, pero, en definitiva, siempre ocurre. Ya nadie dice “Si plugiera a vuesa señoría…” Las palabras cambian y el modo de decirlas también. Desaparecen conceptos (botica, alberca, biógrafo, fenecer) y aparecen otros (zaping, trabajólico, estándar, cuásar). Esto implica una diferencia entre las distintas generaciones de hablantes: el abuelo no habla igual que el nieto. Lo que antes era el “almacén”, hoy es “tienda” o “supermercado”; los actuales almacenes tienen otro referente. Los abuelos hablan del “paletó” o “paltó”; la prenda todavía existe, pero hoy se le dice “chaqueta” o “abrigo”. Los adultos de hoy decían años atrás “el descueve” y “macanudo”. Actualmente los jóvenes utilizan otras palabras.

b) Lugar (variación diatópica)
Es una de las variaciones más evidentes de la lengua. Somos instantáneamente capaces de distinguir a un cubano de un español, aunque ambos son usuarios del mismo idioma y se entienden mutuamente. El madrileño dice “andáis a caballo”, el chileno “andai a cabayo” y el rioplatense “andás a cabasho”.

Las distintas normas diatópicas reciben el nombre de DIALECTOS.

Nuestro dialecto es el “español de Chile”, aunque también se pueden notar diferencias locales bastante claras entre chilenos. Por ejemplo, lo que en Santiago es una “cocina”, en algunas zonas del sur se llama “estufa”; en Temuco y otras zonas se dice “gánate aquí”, en vez de “ponte aquí”. En muchas partes del sur hay un fenómeno llamado ceceo, que consiste en pronunciar la s como si fuera una z española (“zubmarino”). En algunas zonas, se dice “marraqueta”, en otras “batido” o “francés”, pero todas corresponden a un mismo referente. En muchas partes la /ch/ se pronuncia como /sh/, lo cual es señal de desprestigio. Además, independientemente de otros factores, los hablantes rurales hablan distinto que los urbanos.

Algunos de los rasgos generales del español de Chile son los siguientes:

• 22 sonidos (el español de España tiene 23). Pronunciamos c y z como s, y ll como y.
• Aspiración o pérdida de s al final de sílaba (mohca, pan tohtado) y al final de palabra
plural (loh mihmo).
• Relajación o pérdida de d entre vocales (pescao, peazo) y al final de palabra (salú, virtú).
• Sustitución de vosotros por ustedes.
• El sistema este-ese-aquel se reduce a este-ese, excepto algunas comunidades rurales que aún usan “aquel”.
• Pronombres cuyo, cual y quien muy poco (y mal) usados. Se reducen a que, con pocas excepciones en personas cultas.
• Ausencia de futuro imperfecto (vendré) y futuro subjuntivo (viniere, hubiere venido).
• Uso adverbial de adjetivos (comemos rápido en lugar de comemos rápidamente).
• Algunos elementos del léxico: nomás, al tiro, ya (en lugar de ), cuestión (en lugar de cosa), algunos arcaísmos como fierro, alcuza, botar (desechar) y pararse (ponerse de pie).
• Preferimos los extranjerismos a sus sinónimos españoles (mall en vez de centro comercial, carnet en lugar de carné).

c) Situación (variación diafásica)

Cuando hablo con mi jefe le digo “buenos días” y “hasta luego”. En cambio, a mi amigo le digo “hola” y “chao”. Esta diferencia depende del tipo de relación funcional que se da entre los participantes de la conversación. Se distinguen así dos ESTILOS: el formal y el informal, dependiendo de la simetría o asimetría existente en la relación entre los hablantes.
En la relación entre los individuos, los dos tipos de relación lingüística afectan a diversos aspectos de la comunicación, tales como:
• Nivel de formalidad.
• Grado de restricción.
• Modo de presentación (estilo)
• Utilización del léxico.
• Control del lenguaje proxémico.
• Lenguaje postural y gestual.

Relaciones de asimetría o complementariedad

Se recurrirá al habla formal si la relación es asimétrica, o complementaria, es decir, si las personas se encuentran en distinto nivel o jerarquía funcional. La relación desigual exige un lenguaje que se caracteriza por su rigidez y distancia.
Se produce distancia proxémica, se utilizan gestos y ademanes acordes con la diferencia entre los interlocutores, se cuidan la pronunciación, la sintaxis y el vocabulario.
Se recurrirá, por tanto, a la norma formal si la relación es asimétrica o complementaria, es decir, si las personas no están en un mismo nivel o jerarquía funcional o si son desconocidos.
La relación desigual (jefe/empleados, profesor/estudiante, médico/paciente, juez/ciudadano, policía/conductor) exige un lenguaje que se caracteriza por su rigidez y distancia. Se produce distancia proxémica; los gestos y ademanes deben estar acordes con la situación formal (postura corporal adecuada y uso adecuado de las manos) y debe cuidarse la pronunciación, la sintaxis y el vocabulario. El lenguaje se acerca más a la variedad escrita.

Relaciones de simetría o igualdad

Se recurrirá al habla informal si la relación es simétrica, esto es, aquélla que se produce entre personas que está en un mismo nivel o jerarquía funcional, o bien, si existen vínculos afectivos de cercanía o familiaridad.
• En la relación coloquial simétrica, se producen acercamientos proxémicos, los gestos y ademanes operan de manera más natural y el lenguaje es más relajado.
Se recurrirá entonces, a la norma informal si la relación es simétrica: aquella que se produce entre personas que están en un mismo nivel o jerarquía funcional; o bien, si existen vínculos afectivos, de cercanía o familiaridad (pololos, profesionales, estudiantes, hermanos, compañeros, amigos).
En la relación simétrica se produce acercamiento proxémico, los gestos y ademanes operan en forma más natural (postura corporal un tanto más relajada, uso de manos y ademanes sin coerción). El lenguaje es más afectivo, rápido, expresivo y simplificado. A esta norma se la conoce habitualmente como LENGUAJE COLOQUIAL.

d) Nivel educacional o estrato (variación diastrática).

Hemos escuchado varias veces expresiones como “te voy a pegarte” o “dentre nomá caallero”. Y sabemos o intuimos que los emisores de tales mensajes tienen un grado de educación inferior al nuestro. Esta variación nos permite distinguir dos NIVELES: uno culto y otro inculto (e innumerables variedades intermedias).
Considerando las diferencias de estilo y nivel se suele hacer una matriz que permite una mejor descripción de las lenguas funcionales. Aquí se detallan algunos de los rasgos de estas cuatro normas en el dialecto español de Chile actual:

-       Culto formal: es el modelo de lenguaje usado por el hablante culto en situaciones formales: discusiones de proyectos entre profesionales, debates públicos, discursos, informes escritos, etc. Se caracteriza por:
-      
• Amplitud de recursos expresivos y léxicos.
• Precisión conceptual (no se dice “cosa” sino “platillo”; tampoco se diría “no entiendo una cuestión”, sino “todavía no comprendo a qué se refiere con uno de sus argumentos”).
• Mantiene un discurso fluido y continuo.
• Uso del “usted” para la segunda persona (“Venga, por favor”).
• Utiliza correctamente los nexos gramaticales y formas verbales.
• Pronunciación apegada a la norma escrita (en “alcohol” se pronuncian dos “o”) y, en extranjerismos, a las formas originales.
• Uso de tecnicismos (cefalea, macroeconómico) y cultismos grecolatinos (equilátero, esquizofrenia, in situ, a priori).

Culto informal: en este caso el hablante aún siendo culto y competente lingüísticamente, se manifiesta relajado. La variedad informal es la más usada en la lengua ya que se emplea en la vida cotidiana, entre familiares y amigos. Sus principales características son:
• Es espontáneo y expresivo (movimiento de manos, ojos, cuerpo en general).
• Presenta un uso discontinuo del código, lo que se manifiesta su conocimiento, pero no en un apego excesivo a las normas.
• Pronunciación relajada de /d/, /s/ y /tr/.
• Simplificación de grupos vocálicos (alcol en vez de alcohol) o consonánticos (obio en vez de obvio, tramporte en vez de transporte).
• Tendencia a abreviar (tele, fono, micro).
• Sencillez en la ordenación sintáctica de la frase.
• Presencia de frases hechas o muletillas de moda ("ponte tú...", "olvídate").
• Abuso de muletillas como “cosa”, “cuestión.
• Uso indistinto de “tú” y “vos” para la segunda persona (¿vas a venir? o ¿vai a venir?).
• Se evita el hiato (Juaquín en lugar de Joaquín, almuá en lugar de almohada, linia en vez de línea).
• Abuso del diminutivo, incluso en formas no nominales (atracito, rapidito, allacito,
ayayaycito).
• Uso de indigenismos: guacho, guata, pucho, pololear, piñén
• Uso de apodos.
• Preferencia de algunos signos en lugar de otros: plata (dinero), pelo (cabello), chico (pequeño), contar (narrar)…

 Inculto formal: es el modelo de lenguaje usado por el hablante inculto en situaciones formales: visitas al médico, comparecencia en tribunales, discursos públicos. Se trata de una relación asimétrica, trata de hablar con respeto y formalmente, intentando imitar la norma culta, pero su limitado manejo de léxico y de estructuras gramaticales complejas lo delatan. La norma inculta formal, típicamente oral, se caracteriza por:
• la existencia de ultracorrección: el hablante tiene conciencia de que su norma es deficiente y trata de corregirla imitando la norma culta, pero equivocándose. Por ejemplo, sabe que no es correcto decir “maire” (en lugar de “madre”) y lo corrige, pero extiende la regla a la palabra “aire”, y luego dice “por favor, cierre la puerta para que no pase el adre”. Por eso a veces se oye decir toballa, bacalado, ajíses, fuistes.
• Abuso de muletillas y otras palabras sin función concreta en su discurso. Sobre todo hay imprecisión y redundancia de ilativos.
• Elección de palabras y frases “prestigiosas”, oídas en los medios de comunicación masiva, pero incorrectas (“metereólogo”, “me duele el celebro”) o descontextualizadas (“mi mami colapsó en la cocina”, “la pelea fue dantesca”).
• Errores en la concordancia gramatical al elaborar textos complejos (“El cuerpo de carabineros hizo un comunicado, la cual dijo que no había que preocuparse”, “se venden huevo”).

Inculto informal: en este caso el hablante que no es culto ni competente lingüísticamente, se manifiesta relajado. La variedad informal es la más usada en la lengua ya que se emplea en la vida cotidiana, entre familiares y amigos. Sus principales características son:

• Emisión discontinua del discurso por falta de recursos léxicos.
• Imprecisión en la ordenación sintáctica.
• Gran pobreza léxica. Sus palabras son, sobre todo, concretas (sus referentes son “cosas”) y del entorno cotidiano.
Pronunciación muy relajada, con simplificación de grupos consonánticos (ausoluto, paire, caule), cambios de sonidos (juego en vez de fuego, güitre en vez de buitre, cardo en vez de caldo), adición de sonidos (dentrar, garuga, sandiya, sure, comere…) y pérdida de sonidos (aonde en vez de adonde, reise en vez de reirse, tabién en vez de está bien, caallo, córrete pal lao…).
• Uso extendido del “vos” y modificación en la conjugación del “tú” para la segunda persona (“soi cochino” o “eríh cochino” en vez de “eres cochino”).
• Confusión y duplicación de pronombres (“me le perdió”, “no te vai a caerte”).
• Desuso del imperativo monosílabo (sale en lugar de sal, tiénemelo en lugar de ténmelo, pónetelo en lugar de póntelo, etc.).
• Conjugación modificada del subjuntivo de los verbos “haber” (haiga, haigai, haigamo) e “ir” (“no vai a ver” en vez de” no vayas a ver”, o no se vaigan a caer”), entre otros.

Las cuatro normas descritas pueden complementarse con otros usos vinculados tanto con lo culto formal como con lo inculto informal:

*El uso supraformal (relacionado con la norma culta formal): En algunas situaciones protocolares o rituales se usa un lenguaje caracterizado por su rigidez absoluta e imposibilidad de cambiar el léxico o la gramática. Esto ocurre en algunos oficios religiosos, ritos, ceremonias castrenses, relaciones diplomáticas, eventos oficiales de los gobiernos, etc.

*El uso estándar (relacionado con la norma culta formal): En la educación formal (el colegio,
la universidad) se enseña es la variable estándar de la lengua, esto es, una herramienta para elaborar y comprender mensajes verbales de un mediano nivel de complejidad en un nivel culto y formal, para que el hablante pueda desempeñarse en cualquier ámbito comunicacional, no sólo con su familia y amigos, sino con los medios de comunicación masiva, los profesionales, el Estado, la ciencia, la filosofía y el arte, independientemente del país o la región y de la edad del hablante. Cuando se habla, en general, de “norma española”, se está haciendo referencia a esta variable estándar, que pretende ser reflejo fiel de la lengua. El uso estandar pretende ser panhispánico permitiendo la comunicación entre todos los hablantes de la lengua, por ello es una modalidad que desea ser transversal situándose por sobre las variables diatópicas, diacrónicas, diastráticas y diafásicas propias del uso habitual.

*El uso marginal o antinorma (relacionado con la lengua inculta informal): Es un uso rudimentario, propio de individuos que están fuera, al margen, de los grupos y clases sociales que constituyen una comunidad. Sujetos pauperizados como mendigos y vagabundos o aquellos que en pobreza y/o enfermedad extremas jamás se han educado ni han tenido, o han tenido muy poco, la opción de trabajar.
Sobre todo este uso marginal, pero también el uso inculto en general, presenta la dificultad para comunicar mensajes precisos y abstractos, por la pobreza de su conocimiento lingüístico y su mundo cultural. Por lo tanto, no es que el lenguaje inculto “diga las cosas de otra forma”, sino que es incapaz de expresar ideas abstractas y conceptos precisos.

e) Otras variaciones

Los factores tiempo, lugar, situación y estrato son los fundamentales. Hay otros factores menos determinantes, porque afectan sobre todo a la parte más superficial de la lengua, esto es, a la selección de las palabras.

El sexo del hablante: no es muy significativo como factor de variación en español. El lenguaje de los hombres y las mujeres es bastante similar, aunque las mujeres hablan ligeramente más rápido que los hombres y cargando su discurso de más recursos expresivos afectivos que los hombres. Con respecto al léxico, en español de Chile los hombres usan menos que las mujeres palabras como “atroz”, “amoroso” o “lindo”.

El grupo de interés y ocupación del hablante: Hay circunstancias sociales relativas a la profesión, la ocupación y la convergencia de gustos y hábitos (conocidas también como campos), que determinan el uso de cierto léxico especial. Esto da origen a las jergas, que reflejan la existencia de referencias comunes especiales entre los hablantes.
Por ejemplo:

* Los hábitos lingüísticos de los adolescentes: Los adolescentes siempre buscan innovaciones que marquen una identidad entre sí y diferencia con los adultos. Por eso construyen una “jerga juvenil”. Como las palabras juveniles rápidamente pasan al uso de los adultos, esta jerga debe variar frecuentemente.

* Los hábitos lingüísticos de los delincuentes (el o la coa): Los delincuentes buscan innovaciones lingüísticas, cambios de los significantes, que les permitan un vocabulario propio que facilita su actividad. Algunas palabras del coa han pasado a la norma informal del lenguaje corriente (chorear, tira, cantar, la firme…).
* Los hábitos lingüísticos de profesionales, técnicos y otros grupos afines: Los profesionales médicos, abogados, profesores, etc. tienen vocabularios específicos de su actividad (o tecnolectos). Además de estos vocabularios hay vocabularios específicos menos sistemáticos y prestigiosos propios del deporte, el trabajo, los cultos religiosos, etc.

3. HABLA
En el nivel del habla, esto es, la realización de la lengua en enunciados pronunciados o escritos por hablante reales en situaciones concretas, hay que considerar tanto una visión estructural y lógica del lenguaje, como una visión pragmática y contextual. La lengua proporciona un código: signos y reglas para la transmisión de significados. Pero el habla concreta implica la percepción integrada del mensaje en un contexto, en términos tanto lógicos (lado izquierdo del cerebro) como afectivos (lado derecho), de modo tal que el significado comunicado debe interpretarse como un sentido.

I.                   LOS ACTOS DE HABLA

Son enunciados que constituyen acciones. Corresponden al lenguaje en uso, al lenguaje en la práctica, en la situación comunicativa concreta. Cuando hablamos no sólo decimos palabras, sino que también realizamos ciertas acciones: describimos, invitamos, aconsejamos, saludamos, felicitamos, discutimos, etc., es decir, hacemos cosas con palabras. No sólo importa lo que decimos, sino cómo lo hacemos y con qué intención:
Desde esta perspectiva, el hablante cuando participa de un proceso comunicativo desencadena tres actos de comunicación:

a) el acto locutivo (o locucionario): El simple acto de decir algo.
b) el acto i-locutivo (o ilocucionario): El objetivo, finalidad o intención de lo dicho.
c) el acto per-locutivo (o perlocucionario): Los efectos de lo dicho en el oyente.

El acto ilocutivo puede corresponderse con el acto perlocutivo, en ese caso la comunicación, el acto de habla, es “feliz”, pues los objetivos de la comunicación se han cumplido, por ejemplo:

Daniela: (a su amigo) ¿Hace cuánto que no vamos al cine? (deseando ser invitada).
Enrique: No sé…mmmm….. ¿vamos el sábado?
Daniela: ¡Súper…! ¡Qué entretenido!
Cómo podrá entenderse fácilmente, en ocasiones la comunicación se frustra, a la pregunta de Daniela se pudo haber respondido:

Enrique: No sé…mmmmm… ¿Hace un mes o más?, ¡qué importa!

Según la evidencia del acto ilocutivo los actos de habla pueden ser directos o indirectos:

a)      Directos: cuando se entiende claramente la intención del emisor. Por ejemplo, si un señor le pide a un muchacho: “Cómprame el diario”, es un acto de habla directo porque queda claramente expresado que es una orden.

b)      Indirectos: cuando no se expresa claramente la intención del emisor. Si el mismo señor le dice al muchacho: “Necesito revisar los avisos clasificados del diario”, es un acto de habla indirecto, pues no está diciendo claramente la orden o la petición, pero el otro debe “darse por aludido” y facilitar el diario. En este caso, se realizó una indirecta, que dentro del contexto se puede entender, pero que en estricto rigor no es una orden clara, porque la intención verdadera es hacer que el otro facilite el diario. Si se pide la realización de una acción determinada, la forma más directa es el uso del imperativo, por ejemplo, “Apaga la luz”, pero este enunciado puede resultar descortés o producir incomodidad, tanto en el hablante como en el receptor. De allí que prefiramos utilizar formas indirectas que se podrían manifestar con enunciados tales como:

Se estaría mejor con la luz apagada.
Estás desaprovechando energía...

Los actos de habla son concretos, por tanto, están en el plano del habla cotidiana. Responden a las situaciones del contexto, por eso serán distintos según el grado de formalidad y la norma que se use. La norma, como ya sabemos, corresponde al grado de educación de las personas.
Según las situaciones concretas que a las personas les toque vivir, serán más o menos formales. Claramente es una situación distinta si alguien habla con su jefe o habla con amigos.
En el primer caso, sus actos de habla serán de un mayor grado de formalidad y, si es una persona de un nivel culto, tratará de hablar conforme a ese nivel. En el segundo caso, si es una persona culta, seguirá en ese registro, pero su grado de formalidad será distinto. Habrá más cercanía y el trato será de igual a igual.

Los distintos tipos de actos de habla según la finalidad del enunciado serán los siguientes:

1.      Asertivos o representativos: el hablante o emisor afirma o niega algo con diferentes grados de certeza; está comprometido en grados diversos, con la verdad de una proposición. Hay especial énfasis en dar a conocer una información, por tanto, la función del lenguaje más relevante es la función referencial. Algunos actos de habla asertivos son: afirmar, describir, informar, definir, creer, etc. Por ejemplo:

La prueba consta de 80 preguntas.
Estoy segura de contar con su amistad.
El cielo está despejado
Creo que viajaré
La ventana está abierta.
Es una muy mala noticia

2.      Directivos: el hablante o emisor trata de conseguir que el oyente efectúe una acción. Se trata de recibir una respuesta inmediata por parte del oyente. Normalmente se dirigen directamente al receptor dando una orden, preguntando, pidiendo algo, etc. En este caso, la función del lenguaje que se destaca es la apelativa. Algunos actos de habla directivos son: invitar, preguntar, ordenar, etc. Por ejemplo:

Escoge tres de las fotografías y caracteriza las imágenes.

¿Dónde se encuentra mi hija?
¡Silencio!

3.      Compromisorios: El hablante se obliga a realizar una determinada acción futura, pues arriesga su prestigio en caso contrario. Algunos actos de habla de este tipo son: prometer, jurar, apostar, etc. Por ejemplo:

Me comprometo a pagar mañana temprano.
Prometo que iré a tu casa el sábado.
Juro que es cierto lo que digo.

4.      Expresivos: el hablante expresa un estado afectivo emocional o físico. En definitiva, da a conocer lo que siente. Algunos actos de habla de este tipo son: saludar, agradecer, felicitar, dar condolencias, quejarse, etc. Por ejemplo:

Discúlpame, por favor
¡Eres súper tierno!
Agradezco tu gentileza.
Te doy las gracias por el favor que me hiciste.
Te felicito por tu puntaje.

5.      Declarativos: el hablante modifica con sus palabras una situación de la realidad. Son los actos propios de los rituales o de momentos específicos en donde ciertas personas dicen algo que sólo ahí tienen un efecto. Son actos de habla adjudicados a una autoridad, pues si cualquier persona dice: “Yo te bautizo”, no tendrá ningún efecto particular. Sin embargo, si eso lo dice un sacerdote tiene un efecto concreto: el niño bautizado no será igual a partir de ese momento. Actos declarativos son: fallar (que un juez emita un fallo o sentencia), bautizar, casarse, orar, etc. Por ejemplo:

Te bautizo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Los declaro marido y mujer.
Están casados en nombre de la Ley.
Me rindo.
El acusado deberá cumplir una pena de cinco años y un día en el penal de Punta Peuco.

II.                LAS MODALIZACIONES DISCURSIVAS

Cuando hacemos juicios, damos opiniones o emitimos cualquier enunciado, usamos modalizaciones discursivas. A través de ellas insertamos nuestra subjetividad en el discurso. Es posible dar cuenta de un hecho y también es posible opinar sobre ese hecho.

a)      Hechos: damos cuenta de la realidad informando acerca de ella. Nuestros actos de habla serán más asertivos, daremos una información. La función lingüística más relevante será la referencial. En este caso, se trata de presentar el hecho tal cual sucede. Ejemplo de un hecho:

“Vivimos en la ciudad.”
b)      Opiniones: damos a conocer nuestra subjetividad, por tanto los actos de habla serán más expresivos, con un gran énfasis en la propia visión del asunto. En la opinión importa lo que uno piensa respecto del hecho objetivo. Por ejemplo:

“No me gusta vivir en la ciudad, pues es muy acelerada y bulliciosa.”

El juicio de valor consiste en calificar a una persona, objeto o situación. El juicio contiene una proposición que corresponde o no a la verdad. Por eso, cuando damos nuestra opinión acerca de algo, es conveniente argumentar, es decir, entregar razones, datos o antecedentes que apoyen lo que estamos afirmando. De este modo, nuestro juicio tendrá mayor consistencia y podrá ser confrontado con otras opiniones.
Entre los recursos apropiados para introducir un juicio de valor, encontramos expresiones como:
• Yo creo que…
• No estoy de acuerdo, porque…
• Opino que…

Las modalizaciones discursivas sirven para dar cuenta de hechos, a través de modalidades lógicas de certeza o duda y para dar cuenta de opiniones a través de modalidades apreciativas.

Existen dos tipos de modalidades discursivas:
a)      Modalidad lógica (certeza y duda)

El emisor al emitir un mensaje adopta actitudes diferentes con respecto a lo que dice. Si habla con “certeza” o plantea “dudas” sobre lo que enuncia entonces, estaremos frente a una “Modalidad Lógica” o Juicio de existencias, es decir, el hablante manifiesta con seguridad lo que enuncia y empleará formas adverbiales como “necesariamente”, “ciertamente”, “no” , “sí”, etc. La información adquiere el carácter de verdadera, falsa, necesaria o posible. Por ejemplo:

• “Necesito viajar a Santiago”. (Modo verbal, indicativo)
• “Puede que me compre ese televisor”. (Modo verbal, indicativo y subjuntivo)
• “Mañana lloverá. (Modo verbal, indicativo.)
Esta modalidad se emplea en textos periodísticos, especialmente, aquellos relacionados con el género informativo como: noticias, reportajes, entrevistas. O en textos literarios como: cuentos, novelas, crónicas. En la conversación cotidiana, cuando contamos hechos relacionados con nuestro diario vivir.

b) Modalidad apreciativa (opiniones)
En cambio, si el emisor, expresa juicios de valor, estamos frente a una “ Modalidad Apreciativa”, es decir, el hablante califica o descalifica algo utilizando recursos lingüísticos léxicos como por ejemplo: adjetivos, verbos, adverbios, sustantivos, modos y tiempos verbales.
• “Es penoso que ocurran estas situaciones”. (Adjetivo)
• “Afortunadamente salvó ileso”. (Adverbio)
• “Es un niño precioso e inteligente”. (Adjetivos)
• “Te quiero”. (Modo verbal indicativo.)

Esta modalidad es propia de los textos en que se expresan sentimientos o pensamientos.
Por ejemplo: editorial, columnas de opinión, cartas al director, críticas (textos periodísticos); debate, conversación, discusión, foros, exposición (disciplinas metodológicas); ensayo (texto literario).
Así como existen formas adecuadas para introducir opiniones en una conversación, también hay modos inadecuados que descalifican al interlocutor, lo interrumpen, lo agreden verbalmente, etc. Significando que no hay una real intención comunicativa.

• “Estás diciendo puras tonteras”
• “No tienes idea de lo que estás hablando”
• “Usted siempre sale con lo mismo”.

Además de descalificar verbalmente, existen otras formas no verbales de comunicación que constituyen un alto porcentaje de lo que se transmite durante una conversación. Entre éstas encontramos: elevar excesivamente el tono de voz, sonreír de modo irónico, dar la espalda, emplear un tono autoritario, mirar hacia otro lado y no al rostro del interlocutor, fruncir el ceño, ubicarse a mayor altura, usar el silencio como manipulación, etc.

domingo, 3 de abril de 2011

definiciones primero medio

DEFINICIONES
1.      NORMA: norma lingüística es una convención social en el uso deseable de una determinada lengua, especialmente de una lengua estándar. La forma más conocida de norma lingüística, pero no la única, es la lengua prescriptiva o normativa
Se denomina norma a un sistema de reglas que definen lo que se debe elegir entre los usos de una lengua determinada si se quiere estar de acuerdo con cierto ideal estético o sociocultural. La norma que implica la existencia de empleos proscritos, es el objeto de la gramática normativa o gramática, en el sentido más corriente de la palabra.
2.      LENGUAJE: Se conoce con el término de lenguaje a cualquier código semiótico de estructura formal y que supone para su utilización la existencia de un contexto de uso y ciertos principios
El Lenguaje humano es aquel que utilizamos todos los seres humanos para comunicarnos, entendernos y aprender, está basado en signos lingüísticos
3.      HABLA: El habla es el uso particular e individual que hace un hablante de una lengua. Desde esta perspectiva, como acto individual, se opone a la lengua, que es social. En lingüística, se conoce como habla a la selección asociativa entre imágenes acústicas y conceptos que tiene acuñados un hablante en su cerebro y el acto voluntario de fono-articulación que se llevará a cabo para iniciar el recorrido de la lengua.
Habla: materialización individual de los pensamientos de una persona, sirviéndose del modelo o sistema que facilita la lengua. Es la actualización aquí y ahora de los fonemas de la lengua por un hablante.
Habla o dialecto, se define como la conducta lingüística de un hablante individual, por lo tanto, es el acto de emitir un mensaje basado en el conocimiento y experiencias de cada individuo, de acuerdo con su estilo propio y personal.

4.      LENGUA: Se denomina lengua al sistema lingüístico empleado por un determinada comunidad para la comunicación entre sus miembros. Los miembros de la susodicha comunidad conocen las reglas y los elementos que conforman al susodicho sistema, y mediante estos recursos finitos que se poseen, es posible crear una vastísima (por no decir infinita) cantidad de mensajes.
Una determinada lengua es un fenómeno en constante evolución, que puede ser descrito desde varios puntos de vista. Uno es aquel al que se abocan las gramáticas, que parte de las reglas que conforman dicha lengua tomadas en un instante determinado; así, por ejemplo, es posible hacer una descripción del español tal cual se lo conoce en la actualidad. La otra perspectiva de estudio es la que toma en cuenta la evolución histórica, es decir, como los elementos y reglas de un determinado idioma varían con el tiempo; a este respecto cabe destacar que una determinada lengua es un fenómeno en constante mutación.
La lingüística es la disciplina encargada de descifrar las características que componen a las lenguas en general. Muchos planteos se han sucedido desde la publicación del Curso de Lingüística General, puntapié inicial para el desarrollo de la reflexión sobre la lengua propiamente dicha. No obstante, uno de ellos, esbozado por Noam Chomsky, destaca en la actualidad por su simplicidad y su capacidad descriptiva: la gramática universal.
La gramática universal es un conjunto de reglas y elementos comunes a todas las lenguas y que están establecidas en la propia naturaleza del hombre. Esto significa que la capacidad del lenguaje es innata y que se pone de manifiesto en un idioma en particular. Así, todas las lenguas existentes compartirían una serie de principios.
Para finalizar, cabe hacer una especial mención a la enorme importancia cultural que supone el uso de tal o cual lengua, en la medida en que es el factor aglutinante de un determinado grupo social.